27 de octubre de 2014

Fragmento e Ilustraciones: El Dragón Bebé

Flama caminaba entre los árboles, sus alas no estaban listas para volar. Llegó a un llano y a lo lejos divisó un río y en el centro un sauce llorón alto, alto y tupido, tupido. Se acercó a él, lo vio de arriba abajo y escogió las ramas para vivir.

Flama pensó: - ¡Qué lugar tan acogedor y hermoso!, desde aquí veo todo lo que me rodea. Y pronto desplegaré mis alitas.

El bosque Bardori era grande, grande, con mucho color, como si fuera un arco iris gigantesco. La luna alumbró el sauce saludando al dragoncito, y lo arrulló con su canto.



El constante picoteo de un pájaro carpintero lo despertó. Flama decidido, estiró sus brazos, lanzó el último bostezo y se levantó para explorar el bosque. Bajó por el tronco, vio a una serpiente con rayas cafés, asomada por un hoyo y dormida; para no despertarla, se alejó despacito, muy despacito.



Al llegar a las raíces del sauce, se encontró con un conejo, con quien conversó un buen rato:
- ¡Hola!, mi nombre es Flama.
- Yo soy Bola de Algodón, mucho gusto. Eres nuevo en el bosque Bardori, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Qué te trajo por aquí?
- Es que, perdí a mis papás-. Contestó Flama con lágrimas en los ojos.
- Pero, ¿cómo?

Cuando Flama iba a contar su historia, se acercó un topo saludando a Bola de Algodón y le presentó a Flama.
- ¡Hola!
- ¡Qué tal! Mi nombre es Anís.¿De qué platicaban?



Flama les platicó que había perdido a sus papás en un terremoto que destrozó su cueva.

- Murieron por salvarme la vida, sus últimas palabras fueron: Hijo, no olvides utilizar tus poderes si los necesitas, me cubrieron con sus cuerpos para que nada me aplastara. Yo los abracé y les di un beso de despedida; no pude hacer más...

Los ojitos le brillaron por la humedad de sus lágrimas. Anís y Bola de Algodón le dieron un abrazo y le dijeron que ahora ellos serían su familia y que no estaría solo nunca.

Anís, el topo, les comentó que él era de otro bosque.



Bola de Algodón, el conejo, les comentó que él vivía con su familia y que tenía muchos hermanos.

Anocheció y la Luna salió de nuevo. Flama se despidió de sus amigos y regresó a casa para descansar.

Esa noche, el dragón bebé, tuvo un sueño inquietante. Su sueño le mostraba una catástrofe en el bosque y el más afectado era el sauce.


2 comentarios:

  1. Exelente libro para ser disfrutado por chicos y grandes muy en especial por los peques

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  2. Gran historia con una gran reflexión

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