Escrito por: Eréndira Méndez
Por la herida que Abril ha dejado en mi pecho
no puedo vivir más.
Desearía que tu herida me hubiera matado,
pues sólo muerto conseguiría olvidarte.
Porque justo ahora, me tienes muerto en vida.
¡Oh! Abril, como quisiera dejarte ir.
No escuchar más el latido de tu corazón,
ese corazón que creí en sintonía con el mío,
pero erré en su sonido...
Escuché mi propio latir y ahogó lo que en verdad decías.
En realidad, Abril, no me heriste tú;
me herí yo mismo al entregarme a ti.