13 de marzo de 2015

Cuentos: Niños y Jóvenes

Libro: Submarinos de Papel / La Zonámbula, 2009


La banca
de: Patricia Sanmigue


Matu no disfruta mucho estar en casa. Le abruma el ruido que en ella escucha. Su madre habla a gritos desde que se mudó con ellos la abuela, a quien apenas le funciona un oído. A su padre le gusta ver televisión a todo volumen. (Es terrible el escándalo que hace si está viendo fútbol.) Vicky, su hermana pequeña, sólo sabe pedir las cosas a base de lloriqueos y berrinches. Por ello, apenas termina de comer, Matu hace la tarea con grandes esfuerzos de concentración y corre al parque.
     El parque es su refugio. En especial una banca. Aquélla que está debajo de una gran sombra, escondida en medio de dos árboles frondosos. Ahí puede tranquilizarse. Perderse en sus pensamientos y, sobre todo, puede observar sin que lo adviertan. Es su mirador personal, silencioso y apacible. Ahí, diariamente, vigila a los otros niños, atiende a sus juegos y bromas.
    Aunque él sabe que estar en casa no es tan grave, sólo es ruidoso. Porque él, a sus nueve años, ya aprendió a escuchar los sonidos. A identificar los que hieren, los inofensivos, los gozosos.
   Un sonido que lastima es, por ejemplo, el llanto desesperado de aquel pequeño perdido, al que sin éxito trató de calmar. O el rechinar que escuchó al despegar el avión en el que se marchaba su primo preferido. O incluso el timbre incesante del celular de su padre cuando tiene demasiado trabajo.
     Matu sabe que hay sonidos muy tristes, como la canción que tararea la abuela todas las noches, creyendo que nadie la escucha, mientras se queda dormida abrazada a una foto. O la chillona sirena de una ambulancia que llevó al hospital a su hermana, mientras su madre lloraba.
     Matu también teme a los sonidos que pueden marcar el alma. Como los gritos de los padres que discuten frente a los hijos. Eso le sucedió en casa de Quique, su mejor amigo.
     Y aunque Matu aún no conoce todos los sonidos, prefiere algunos nunca escucharlos. Adivina que deben ser muy peligrosos, y dañinos, como el disparo de una pistola, o el estallido de una bomba.
     Por eso, él sólo necesita la banca para reconciliarse con sus seres queridos, para poner en orden sus ideas.
     Fue ahí donde descubrió que a pesar de lo aturdidora que puede resultar su familia, no la cambiaría por nada. Se sentiría incompleto si no conservara entre sus recuerdos: los alaridos de su padre mientras juegan luchitas en la cama, los apretujados y resonantes besos que le da su madre cada mañana, las divertidas pláticas de su hermana con su amigo imaginario... y sobre todo, siempre le resultará entrañable el dulce tararear nocturno de la abuela.



------------------------------------------------------------------------------------

7 de marzo de 2015

"Vuelven", Jason Mott

"Vuelven" 
Jason Mott / Ed. Planeta


No pensé toparme con una película o serie que superara a un libro, pero hoy que terminé de leer "Vuelven" de Jason Mott, ha sucedido. Si bien, la novela te mantiene atento y te intriga saber qué está sucediendo, al final, no resuleve nada.

   La verdad, es una lectura que me dejó instatisfecha, considero que se quedó en la anécdota y no porfundizó más allá del sueño del cual, el autor nos comenta en su -nota de autor- al final del libro.

   Definitivamente, desde mi punto de vista, la serie Resurrection ha superado a la novela, porque maneja más intriga y posibles resoluciones de lo que ocurre en Arcadia. Te mantiene más atento y en suspenso que la lectura.

   Me queda claro que si algo así sucediera, sería apocalíptico, porque imagínense ¿cuánta gente no ha muerto durante la existencia de la humanidad? ¿Qué podrían hacer los gobiernos? Algo interesante que se podría uno cuestionar, pero que la novela la reduce a encerrar a los resucitados y ya. Yo creo que la historia "Vuelven", no mantiene la tensión y, a mi forma de ver, con el desenlace se desploma lo inquietante de lo que sería un suceso de esa magnitud, además que muchos hilos que la podrían haber intensificado, quedan en el aire.

4 de marzo de 2015

Visita al colegio: Comunidad Educativa León Felipe

La semana pasada tuve la oportunidad de estar en el colegio: Comunidad Educativa León Felipe, presentando mi libro "El Dragón Bebé", y fue una experiencia maravillosa, sobre todo con los alumnos de Transitorio. Porque disfrutaron el cuento, fueron participativos: contestaban y hacían preguntas interesantes. Me llenaron de una energía increíble. Además, que el recordar mis años de la primaria en ese colegio, fue algo sorprendente que avivó mis memorias y me cubrió de una alegría infinita.

   La verdad le agradezco mucho a Georgina del Valle y Adriana Lajud por permitirme convivir con los pequeños de sus cuatro casa de niños y de transitorio. Fueron cinco grupos los que visité y cada biblioteca se quedó con un ejemplar del libro. Espero pronto regresar a ese colegio y visitar muchos más...



Comunidad Educativa León Felipe
León Felipe_Casa de niños

León Felipe_Transitorio

León Felipe_ Casa de niños

León Felipe_Georgina Lajud, Yo y Mar


   Cabe mencionar que el libro, trae en cada página una actividad manual o una actividad motriz, relacionada con el cuento, para que el niño interactúe con la historia, logrando que se involucre más allá del sólo leer, para hacer que toda la familia participe o incluso, todo el salón. Algunos ejemplos de actividades son: Dibuja con acuarelas cómo vencerías a los malos; ¿Qué gestos haces cuando te asustas?; Adivina: ¿Quién tiene manos, quién aletas, quién cabeza y cola?